El infierno que desencadenó el terrorismo fundamentalista el 7 de octubre de 2023 en Gaza podría comenzar a retroceder si hoy, efectivamente, comienza la liberación de algunos de los 90 rehenes que todavía son cautivos de Hamas desde esa noche, y de los prisioneros palestinos que están en cárceles de Israel.
Pero la paz está aún muy lejos. El acuerdo que empezaría a aplicarse hoy comienza por un “cese el fuego”, pero contempla otras dos etapas: la pacificación y, por último, la reconstrucción. Y después, quedará el odio ancestral que separa a los contendientes, que viene de mucho tiempo atrás, que está inspirado en sentimientos religiosos y nacionalistas, que se grabará a fuego en la memoria de los niños y adolescentes, palestinos e israelíes, que han sufrido lo que es, ni más ni menos, el horror de la guerra.
Por lo pronto, ni Israel, ni Hezbollah ni Hamas están dispuestos a renunciar a sus actuales posiciones. La desconfianza mutua hace casi imposible imaginar una retirada absoluta de Israel, ni la deposición de armas de las dos organizaciones pro iraníes que sufrieron durísimos golpes con la muerte de sus cabecillas en Gaza pero, sobre todo, el Líbano.
Hamas secuestró a 251 personas y mató a otras 1.200 en una exhibición de violencia y horror anti semitas aquel 7 de octubre. La represalia israelí sobre Gaza cerca de 50.000 muertos, por lo menos.
A finales de noviembre de 2023, en la primera tregua, Hamas liberó a 105 rehenes. Hoy quedan más de 90 secuestrados en poder de Hamas. No se sabe si están todos vivos, ni dónde los tienen.
Más de 60.000 edificios arrasados
Según datos de la ONU, más de 60.000 edificios fueron arrasados por los bombardeos en Gaza y otros 80.000 resultaron con daño de diversa magnitud.
En el mismo informe de la ONU se estima que “solo retirar los 40 millones de toneladas de escombros podría costar US$1.200 millones y tardar unos 14 años”. El costo de la reconstrucción se elevaría a cerca de US$ 50.000 millones.
En un país con la mayor parte de su infraestructura destruida, devastado económicamente y con más del 90% de sus 2.200.000 habitantes desplazados y en la miseria, es difícil prever quién financiará la reconstrucción.
El pueblo palestino es el escudo humano de organizaciones que reportan al gobierno de Teherán, el verdadero enemigo de Israel en esta guerra. Por eso, cuando no existe una posición homogénea de los países árabes en cuando a coaliciones, e Irán sigue en conflicto más o menos larvado con varios de ellos, los palestinos podrían quedar desamparados frente a un conflicto decidido por otros.
La tregua parece frágil
Al enfrentamiento entre Israel y Hamas, se suma la disputa por Gaza.
Qatar, mediador internacional junto a Egipto y Estados Unidos, anunció que el alto el fuego a partir del domingo a las 8.30 en Gaza (3.30, hora argentina). Por lo pronto, Israel se compromete a entregar unos 1.900 prisioneros palestinos y su adversario, 33 de los 90 rehenes.
Sin embargo, el clima político preludia dificultades. El grupo terrorista que desencadenó la guerra provocó: “Israel no alcanzó sus objetivos agresivos y solo logró cometer crímenes de guerra que deshonran a la humanidad”. A su vez, el jefe de Hezbollah, Naim Qassem, coincidió: “Este acuerdo demuestra la persistencia de los grupos de resistencia, que consiguieron lo que querían, mientras que Israel no pudo obtener lo que buscaba”. Y el ala militar de Jihad Islámica, las Brigadas Al-Quds, amenazó con matar a los rehenes.
En el seno del pueblo palestino persisten las diferencias de fondo.
El primer ministro palestino, Mohammed Mustafa, reclamó que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) debía ser el único poder gobernante en Gaza después de la guerra. La ANP gobernaba todos los territorios palestinos (Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental) hasta 2006. Hamas ganó las elecciones parlamentarias de ese año y logró expulsar a sus rivales de Fatah de Gaza. Ahora, no quiere perder el control de la Franja, pero Israel se opone a que Hamas siga gobernando el territorio. Y pretende hacerse cargo del control de seguridad sobre Gaza una vez finalizado el conflicto.
Fuente: El Tribuno | Nacionales