En un procedimiento realizado en el puesto fronterizo de 7 de Abril (Ruta Nacional 34 km 896), se secuestraron dos animales exóticos en estado de cautiverio. Cerca de las 19.15, personal policial del destacamento tucumano mientras daba cumplimiento al Operativo Lapacho llevó adelante un control sobre un camión marca Mercedes Benz que era conducido por un ciudadano domiciliado en la provincia de Santiago del Estero.
Según lo indicado por Fabio Ferreyra, jefe de la Dirección General de Unidades Especiales, durante la inspección del vehículo utilizando un scanners, se detectaron movimientos anómalos en una de las cajas transportadas, lo que sugería la presencia de un ser vivo en su interior.
Tras solicitar autorización al Juzgado Federal N°2, se procedió a abrir la encomienda. En su interior se encontraron una Boa Arcoíris y al lagarto Gecko Leopardo albino.
Ante la posible implicación en un caso de tráfico de animales, la División de Delitos Rurales, bajo la dirección de Miguel Amaya, se hizo cargo de la situación para la evaluación de los animales.
Se determinó que estos habían sido enviados desde Aguas Blancas (Salta) con destino final Buenos Aires.
A pesar de las circunstancias, se constató que los animales se encontraban en buen estado de salud, aunque recibieron atención veterinaria según lo ordenado por la Dirección de Flora y Fauna de la provincia de Tucumán.
El comisario Amaya destacó que el secuestro de estas especies es inusual en comparación con otros animales silvestres, como ciertas aves. Además, mencionó que la razón principal para la comercialización de estos ejemplares radica en su interés como mascotas.
La Boa, una especie protegida
Se especificó que las boas son consideradas una especie protegida y se observa un creciente interés por parte del público en adquirirlas como animales de compañía. En particular, la Boa Arcoíris, siendo chicas y no venenosa, genera un atractivo considerable.
Por otro lado, el largarto Gecko Leopardo albino es buscado debido a creencias populares que lo vinculan con la buena fortuna, lo que incrementa su demanda en el mercado negro de mascotas.
Nicolás Marchán, ex jefe de la División de Delitos Rurales VI, subrayó el fenómeno del “mascotismo”, que implica la retención de animales silvestres en hogares bajo la premisa de que son mascotas.
Este comportamiento está intrínsecamente ligado al tráfico ilegal de fauna, que implica la extracción de animales de su hábitat natural para su posterior venta, a menudo bajo condiciones de higiene y bienestar deficientes.
El Gecko Lepoardo Albino puede costar hasta 90 mil dólares
Marchán también explicó que la comercialización de estas especies es menos accesible, ya que no se publicitan de manera abierta en las redes sociales o en páginas de internet, sino que se manejan dentro de círculos más restringidos de compradores y vendedores que ya se conocen entre sí.
Se estima que el valor de las boas arcoíris puede oscilar entre $1.500.000 y $2.000.000, mientras que el Gecko Leopardo albino, por su rareza, podría tener un precio que ronda los U$S 90.000 o U$D 150.000.
Ambos animales fueron sometidos a un examen veterinario y, en los días siguientes, se definirá su futuro. Se prevé que la serpiente podría ser liberada en un hábitat adecuado, a pesar de no ser autóctona de la provincia de Tucumán, mientras que el destino del Gecko probablemente será una reserva fitozoológica que pueda albergar adecuadamente.
Actuará la Justicia Federal
En relación al vendedor y al comprador, el comisario Ferreyra indicó que se poseen datos sobre ellos a partir de la documentación de la encomienda, por lo que se aguarda la actuación de la Justicia Federal al respecto.
Se estima que el tráfico de fauna es el cuarto comercio ilegal más lucrativo a nivel mundial, con un valor aproximado de U$D 20 mil millones anuales, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas.
Juan Pablo Juliá, director de la Reserva Experimental de Horco Molle, expuso que, para cada animal que logra llegar a un punto de venta, se estima que mueren entre siete y ocho en el camino, debido a las condiciones adversas que enfrentan durante su captura, acopio y transporte, lo que resalta la crueldad del circuito ilegal.
Fuente: El Tribuno | Policiales