Por John Grover Dorado (h)
En 2024, la inteligencia artificial (IA), en particular desde su faz generativa, se ha consolidado como una herramienta fundamental para la sociedad, influyendo en sectores clave como la educación, la salud y la economía. Este año, la aprobación del Reglamento de Inteligencia Artificial (RIA) por parte de la Unión Europea marcó un hito a nivel jurídico, estableciendo el primer marco regulatorio integral para equilibrar el desarrollo tecnológico con los derechos fundamentales. No obstante, el RIA no es suficiente para garantizar seguridad jurídica frente a la vasta problemática que plantea y seguirá planteando la IA con su incesante desarrollo en un futuro inmediato.
Uno de los hitos más relevantes de este año ha sido la aprobación del RIA de la Unión Europea, aprobado en mayo de 2024, que establece el primer marco jurídico integral para regular el uso de esta tecnología. Entre sus principales disposiciones, se destacan:
-Supervisión humana: Obliga a incluir controles humanos en aplicaciones de alto riesgo, como aquellas utilizadas en el ámbito de la salud o incluso en el ámbito judicial, para prevenir errores y garantizar su rendición de cuentas.
– Transparencia y responsabilidad: Exige que los desarrolladores de IA proporcionen información clara sobre el funcionamiento de sus algoritmos, garantizando la explicabilidad de las decisiones tomadas por los sistemas automatizados.
– Protección de datos: el RIA implica una actualización de muchos principios emergentes del vigente Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), limitando el uso de datos personales para entrenar algoritmos.
En definitiva, esta legislación marca un paso crucial para garantizar que la implementación y desarrollo de sistemas de IA estén bajo constante vigilancia para evaluar su impacto. Además, sienta un precedente para otras regiones del mundo, y, de hecho,algunos países de América Latina, incluido nuestro país, ya están evaluando la posibilidad de adoptar marcos jurídicos inspirados en este reglamento, adaptándolos a sus propias realidades socioeconómicas.
Desafíos jurídicos no resueltos
Es indiscutible que la IA ha optimizado procesos en sectores tan diversos como el industrial, las finanzas y los servicios. Sin embargo, su avance acelerado y desbocado también ha generado preocupación por la automatización de empleos, cuestión que aún no ha sido regulada expresamente por ningún país, pero que genera un profundo debate que deberá acelerarse en un futuro cada vez más próximo.
Las posiciones de esta discusión oscilan entre quienes defienden que la IA creará nuevas categorías de empleo, y los que creen que la IA excluirá a millones de personas del mercado laboral.
Veamos un ejemplo: Uber, que recién parece legalizarse en Salta, ha generado una revolución a nivel de debate mediático en relación a la precarización del empleo y a la naturalización de un jefe omnisciente, una empresa tecnológica global. Ahora bien, sumemos al debate otra innovación, esta vez propia de la IA: los vehículos autónomos, los cuales eliminan la necesidad de un conductor humano, cuestión que ya es una realidad, pues, por ejemplo, la empresa Waymo, del grupo Alphabet, de Google, cierra el presente año prestando este servicio en tres ciudades de Estados Unidos, y habiendo anunciado que Uber será su socio estratégico de expansión en otras grandes ciudades.
Fuente: El Tribuno | Salta