Treinta días sin Jéssica, la joven madre que desapareció a menos de seis cuadras de su casa la madrugada del 11 de septiembre de 2024.
Jéssica Gutiérrez salió de su trabajo cerca de las 23.40 del 10 de septiembre y caminó las casi 14 cuadras hasta su domicilio, donde la esperaban su esposo y sus hijos.
Las filmaciones de su paso por la plazoleta Pastor Lizondo la muestran totalmente despreocupada. La plazoleta se encuentra sobre avenida El Jardín, donde está la sede de la policía de La Caldera. La joven, según su familia, pasó enfrente de esa dependencia solo un par de minutos antes.
Las imágenes la muestran despreocupada, con paso normal, y en un momento dado se la ve atendiendo su celular, aparentemente revisando un mensaje. Esa imagen está grabada.
A treinta días de su desaparición, un familiar de la joven madre dijo que la policía le informó que están como hace un mes: sin pistas, sin líneas investigativas y sin una hipótesis que lleve al esclarecimiento del caso.
Búsqueda y rastrillaje
Cientos de personas salieron a rastrillar todos los lugares de La Caldera: los cerros, los ríos, y más allá también. Los perros no hallaron nada. Nadie vio nada, ni ningún vecino aportó datos. Solo quedaron las imágenes de una cámara de seguridad, que la captó perfectamente. Ella iba vestida con un pantalón cargo color fucsia, una campera de color negro y zapatillas blancas, número 35.
Su teléfono no apareció, pero sus movimientos en su cuenta seguramente quedaron registrados. A nosotros nos parece imposible que una investigación que está acotada a solo seis cuadras -porque antes de que fuera filmada no hubo nada alarmante-, su lento caminar, seguro y despreocupado, lo confirma. El derrotero se circunscribe a seiscientos metros en línea recta, sobre una calle que tiene casas a ambos lados en casi toda su extensión. No parece un rompecabezas. Todo lo que ocurrió antes y después podría ser investigado. Cuando se quiere, se puede.
Ya son treinta días, y las preguntas sin respuesta son aún más. ¿Dónde está Jéssica? ¿Está en La Caldera, en algún lugar de esas mismas cuadras que no están filmadas? ¿Con quién se comunicó? Porque se la ve atendiendo un mensaje a las 00:54, aunque esa cámara, dijeron, estaba unos minutos adelantada, “dijeron”. ¿Dónde está su ropa, su calzado, su campera negra, su polera blanca? Nada hallaron los perros, ni los baquianos, ni la policía, ni los vecinos que hicimos todos los recorridos posibles.
Las cámaras de seguridad
En otros casos, estudiaron las cámaras de toda una ciudad, no solo minutos sino horas antes y después.
Las imágenes hablan por sí solas. Ella volvía a su casa; no se hallaba ni se sentía perseguida, no había nadie a esa hora en la plazoleta, al menos a la vista. No se la ve con miedo, ni siquiera para sacar el celular.
“Son solo 600 metros que no pueden dilucidar”, dijo una hermana de la desaparecida, algo contrariada por los resultados, dejando entrever una trama cuyos resultados ahondan el misterio.
Consultada por algunos detalles, aseguró que hay puntos llamativos. El más saliente es que la pareja de Jéssica llevó y recogió en moto a sus hijos de la escuela. Que el joven solo la salió a buscar al mediodía del jueves, y el sábado apareció sin vida en El Nogalar, cerca del río.
“Allí, las filmaciones posteriores a la hora de desaparición, de entrada y salida del pueblo o las cercanías, serían esclarecedoras”, expresó.
Luego, la mujer agregó: “Jéssica no tenía enemigos, se llevaba bien con todos y gustaba jugar al fútbol, ella era delantera”.
Todo está claro, Jéssica volvía de su trabajo. Tal vez se había retrasado un poco, unos minutos. Si fue así, esperamos que se investigue ese lapso, porque una madre no puede desaparecer sin dejar rastros. Cuando se quiere, se puede, y en este caso, se debe”, finalizó.
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