La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa distante para convertirse en una realidad cotidiana que está transformando radicalmente la manera en que trabajamos, aprendemos y nos relacionamos. Es la revolución tecnológica que más se expende en poco tiempo. No es un tema del futuro, es del presente y tomar las acciones correctas para encaminar la educación, el trabajo, la dinámica estatal y todas las actividades productivas requiere una visión clara. Los cambios son de un día para otro.
El Tribuno convocó para analizar la situación a especialistas de primer nivel, quienes dieron claras definiciones en el Centro de Convenciones de Limache el pasado jueves en el marco del ciclo “Hablemos de lo que viene: Innovación”.
Disertaron Fernando López Iervasi, presidente de Microsoft Sudamericana Hispana; Emiliano Actis Dato, gerente de ventas de tecnología en IBM; y Claudio Ceballos Paz, CEO y cofundador de HashDog, una empresa del noroeste con proyección internacional. La moderación estuvo a cargo de Patricia Cerrizuela, formadora de emprendedores.
López Iervasi subrayó que la demanda de habilidades en IA es un fenómeno global. Según datos de Linkedin, las empresas priorizan la contratación de empleados con conocimientos en esta área por encima de la experiencia tradicional en otras competencias. Este cambio refleja un nuevo paradigma laboral donde la inteligencia artificial no solo es deseable, sino imprescindible para ser competitivo. Iervasi indicó que, en Argentina, más de 355.000 personas tomaron por iniciativa propia cursos sobre IA generativa, lo que refuerza la creciente percepción de que dominar esta tecnología será clave para el éxito profesional.
Este fenómeno también ha impulsado a las empresas a repensar sus estrategias y procesos internos. Emiliano Actis Dato destacó que la IA ha permitido a muchas organizaciones mejorar su eficiencia y competitividad en hasta un 80%. Sin embargo, no todo es fácil: implementar IA requiere una infraestructura de datos sólida y, quizás aún más importante, un cambio cultural que permita a las organizaciones adaptarse a esta nueva realidad tecnológica. Aquellos que no adopten la IA, advierte Actis Dato, quedarán rezagados en un entorno cada vez más digital.
El impacto de la IA no se limita solo a las grandes corporaciones. Claudio Ceballos Paz enfatizó que incluso las pequeñas empresas pueden beneficiarse de esta tecnología. Ceballos Paz relató cómo su empresa ya está ayudando a pymes a optimizar procesos, como la gestión de correos electrónicos mediante IA, lo que les ahorra tiempo y mejora la productividad. Además, destacó que la IA está creando nuevas oportunidades de negocio y transformando industrias enteras, desde bienes raíces hasta la atención al cliente.
Un aspecto recurrente entre los tres especialistas fue la velocidad con la que la IA se está desarrollando. La comparación de Iervasi entre el crecimiento de usuarios de Instagram y ChatGPT ilustra cómo los avances tecnológicos están ocurriendo a un ritmo sin precedentes. Mientras que Facebook tardó dos años en alcanzar su primer millón de usuarios, ChatGPT lo logró en apenas cinco días. Esto no solo demuestra la creciente adopción de estas tecnologías, sino también su impacto cada vez más profundo y acelerado en nuestras vidas.
La transformación cultural que acompaña a la IA es quizás uno de los mayores desafíos que enfrentan las empresas y los trabajadores. Actis Dato destacó que la IA no solo mejora la eficiencia, sino que también exige una nueva forma de pensar y trabajar. La resistencia al cambio, que ya ha frustrado algunos proyectos de adopción de IA, es una barrera significativa que las organizaciones deben superar si quieren aprovechar al máximo el potencial de esta tecnología.
Por otro lado, Ceballos Paz tranquilizó a quienes temen que la IA reemplace completamente los trabajos humanos. Si bien es cierto que puede automatizar tareas repetitivas, como destacó el CEO de HashDog, la creatividad y el liderazgo humano seguirán siendo insustituibles. La IA, lejos de eliminar estos aspectos, los potenciará al liberar a las personas de tareas mecánicas y permitirles centrarse en áreas donde el ingenio y la capacidad humana son cruciales.
En resumen, la IA está aquí para quedarse y quienes la adopten tendrán una clara ventaja competitiva en el futuro. Las empresas deben estar dispuestas a adaptarse rápidamente, invertir en infraestructura de datos y, sobre todo, fomentar una cultura abierta al cambio. La transformación es inevitable, y aquellos que la acepten serán los que definan el nuevo rumbo del mercado laboral y empresarial.
La IA no reemplazará a las personas, pero sin duda reemplazará a aquellas empresas y profesionales que no estén dispuestos a evolucionar con ella. En un mundo cada vez más digitalizado, la clave del éxito residirá en la capacidad de aprender, desaprender y adaptarse a las nuevas tecnologías con rapidez.
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