Incendios en Nahuel Huapi: la amenaza que podría llegar en cualquier momento a Bariloche

El Parque Nacional Nahuel Huapi, en la Patagonia argentina, enfrenta una de las temporadas de incendios más devastadoras de los últimos años. Desde el 26 de diciembre, cientos de brigadistas luchan contra el fuego que ya consumió más de 4.000 hectáreas de bosque nativo, mientras las condiciones climáticas adversas complican las tareas de control.

Hernán Giardini, coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace, pronosticó que el combate contra las llamas podría extenderse hasta abril. “El peligro de un incendio urbano es latente”, aseguró, haciendo referencia al riesgo de que el fuego alcance las laderas de los cerros cercanos a Bariloche.

El impacto del clima

El avance de las llamas se vio favorecido por un verano marcado por temperaturas extremas y ráfagas de viento que superan los 50 km/h. “Hace poco, se prendió un domo en el cerro Otto. Si no lo apagaban rápido, el fuego habría alcanzado los cipreses y algunos pinos, y por ahí hubiera terminado en el centro, ‘comiéndose’ un montón de casas”, relató Giardini.

Además, explicó que los focos de incendio se originaron en un área de difícil acceso, dentro de la Reserva Estricta del parque. Este sector incluye bosques húmedos y pendientes pronunciadas, lo que dificulta las tareas de los brigadistas.

Causas humanas e intencionalidad

Según Giardini, el 95% de los incendios en la Patagonia son de origen humano, ya sea por negligencia o intencionalidad. “Hay una enorme cantidad de casos de asados mal apagados, fogatas en sitios no permitidos, colillas de cigarrillos y quema de residuos forestales”, detalló.

Sobre los incendios intencionales, el experto agregó: “Algunos tienen que ver con cuestiones psicológicas, porque hay piromaníacos, más de los que imaginamos. Otros están relacionados con intereses especulativos: buscan un cambio de uso de suelo porque no les permiten desforestar de otra manera”.

Giardini también rechazó acusaciones que señalan a comunidades indígenas como responsables de los incendios. “Es infundado, irresponsable y malicioso que algunos dirigentes políticos acusen a los mapuches. Estas afirmaciones solo generan estigmatización”, afirmó.

Falencias en el sistema de respuesta

El coordinador de Greenpeace hizo hincapié en la falta de recursos humanos y tecnológicos para combatir los incendios en Argentina. “El sistema actual no está preparado para la crisis climática que enfrentamos. Deberíamos tener muchos más brigadistas e infraestructura para atacar rápidamente los focos”, subrayó.

Incluso países con mayor tecnología enfrentan dificultades para contener incendios de gran magnitud. “En Estados Unidos, Los Ángeles está prendida fuego. Con toda la tecnología que tienen, no logran detenerlo, porque cuando el incendio escala, apagarlo es prácticamente imposible. Solo queda controlarlo”, señaló Giardini, quien propuso implementar un sistema de alerta temprana en la región.

Otro problema señalado por Giardini son las plantaciones de pinos exóticos, que contribuyen a la propagación del fuego. “En Epuyén, se vio cómo, por tener tanto pino en el ejido urbano, en apenas doce horas se quemaron más de 2.000 hectáreas”, explicó. Como solución, propuso un programa de reemplazo progresivo de pinos por especies nativas.

Estado de la emergencia

Actualmente, el fuego sigue activo en sectores como Cerro Colorado, Laguna Quetro y Las Melisas, donde brigadistas trabajan con herramientas manuales, equipos de agua y medios aéreos para contener las llamas. El acceso al Circuito Cascada Los Alerces permanece restringido, y zonas como el Tronador están bajo constante observación.

El incendio, que comenzó con una tormenta eléctrica el 16 de diciembre, se convirtió en un desafío monumental para las autoridades y las comunidades locales. Aunque algunos focos han sido controlados, la superficie afectada sigue aumentando, agravada por las condiciones climáticas y la falta de recursos suficientes.

“Que estos focos se conviertan en incendios de magnitud tiene que ver con un sistema que no está adaptado a la crisis climática”, concluyó Giardini. La lucha contra el fuego continúa, mientras la región espera que el otoño traiga lluvias que finalmente ayuden a sofocar las llamas.

Fuente: El Tribuno | Nacionales