Gendarmería Nacional, una fuerza clave que cuida las fronteras

No son solo patrullajes a pie o a bordo de vehículos adaptados para las diferentes características geográficas de los miles de kilómetros de frontera que dividen a la Argentina con naciones vecinas. Tampoco se limita a los controles que de manera frecuentes hombres o mujeres vistiendo el típico uniforme verde oliva realizan en rutas, pasos y aeropuertos internacionales o cursos de agua fronterizos. Si bien esta fuerza de seguridad con una presencia fundamental en regiones como el norte argentino se da a conocer diariamente con este tipo de acciones, la Gendarmería Nacional Argentino es mucho más que eso.

Hoy, los y las centinelas y vigías de las fronteras de nuestra nación celebrarán en cada límite internacional, en cada paso fronterizo, en cada oficina o dependencia de ciudades, pueblos o comunidades ubicadas a kilómetros de los centros poblados, el 86° aniversario de su fundación institucional, que tuvo lugar durante la presidencia de Roberto M. Ortiz, y que fuera dispuesta por el Congreso de la Nación mediante la sanción de la ley N° 12.367. Aunque su fundamento histórico, como es el de “contribuir a mantener la identidad nacional en áreas limítrofes, a preservar el territorio nacional y la intangibilidad del límite internacional” se mantiene inalterable, la revolución tecnológica que estamos viviendo le ha planteado a cada uno de sus integrantes un nuevo desafío para cumplir con la misión para la que la Gendarmería fue creada.

En la era de las nuevas tecnologías, la delincuencia ha encontrado formas innovadoras de cometer delitos, lo que exige respuestas inmediatas. Desarrollo tecnológico, formación y capacitación de los equipos es hoy el ABC de la lucha contra el terrorismo, las bandas transnacionales, el tráfico de estupefacientes, el blanqueo de activos o la trata de personas. Es la única forma de evitar un fracaso en la política de seguridad de cualquier país a corto, mediano o largo plazo que por lejos trasciende la agenda política del momento.

Todo ello requiere por parte de fuerzas federales como la Gendarmería, el estudio exhaustivo y el manejo fluido de herramientas tecnológicas en la lucha permanente del crimen organizado al que si se le permite un paso de ventaja se afianza, se multiplica y tiene la capacidad económica de comprar y cooptar voluntades e infiltrarse en diferentes instituciones u organismos como tantas veces se ha visto en procedimientos antidrogas que tienen lugar en la zona de frontera con países productores de sustancias prohibidas, por mencionar solo uno de esos flagelos.

La tecnología informática, los teléfonos móviles de alta generación, los drones, las redes sociales pueden ser utilizados para fines loables como la salud y la educación, pero son herramientas que se usan de igual manera para hacer fracasar cualquier plan o proyecto en materia de seguridad y hacer exitosa cualquier acción delictiva, lo que no afecta a un funcionario o a una fuerza de seguridad en particular sino que termina siendo una peligrosa amenaza para todo el sistema democrático de cualquier nación.

Por eso a cada hombre o mujer que orgulloso, en cada acción ponen en alto la estirpe güemesiana que representa a la Gendarmería Nacional Argentina, les es fundamental además de la formación tradicional, transformarse en verdaderos profesionales en el conocimiento de los múltiples factores que implican la misión de llevar adelante esa loable misión de ser los vigías permanentes de las fronteras y de los intereses de nuestra nación.

En esta fecha por el aniversario más de la Gendarmería Nacional Argentina es loable destacar que tan importante es para las poblaciones del norte su presencia que el esfuerzo conjunto entre intendentes y legisladores provinciales por el departamento San Martín lograron una semana atrás revertir una decisión de la superioridad de trasladar hacia otra provincia una importante unidad de adiestramiento sobre lucha contra el narcotráfico de la G.N.A. que actualmente se ubica en el municipio de General Mosconi y que felizmente para los norteños seguirá funcionando en ese mismo lugar.

La creatividad y la imaginación son inherentes al ser humano, si bien sus aplicaciones sobre propósitos delictivos no han sido tradicionalmente estudiadas en el mundo de la criminología y la seguridad. De hecho, el informe de la Comisión de Investigación de los atentados del 11S determinó que la falta de imaginación, en parte impidió prevenir el ataque terrorista, cuya materialización podríamos definir sin lugar a dudas como radicalmente diferente, disruptiva e innovadora. Parece importante, por tanto, conocer cómo innovan los criminales y explorar las fórmulas empleadas hasta la fecha. Pues bien, la innovación se define como “la adopción de nuevos patrones de comportamiento”.

Por tanto, la innovación criminal sería aplicable cuando este comportamiento es delictivo. Inspirados en Lubrano (2021) podemos definir innovación criminal como un proceso en el cual se reformulan componentes sustanciales de códigos y normas preexistentes, escritas o no, que caracterizan el modus operandi de organizaciones o individuos con fines o medios ilegales. Esto implica la consideración de la innovación como un proceso y como un producto. Pero creatividad no equivale a innovación: mientras que la creatividad se asocia a la generación de nuevas ideas o conceptos, la innovación implica la implementación de dichas ideas. 1 Tomado de Crenshaw (2010).

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