El precio de los servicios públicos en octubre no van a seguir una tendencia unificada: las tarifas de gas y el valor de los combustibles van a bajar a partir del martes próximo. Así lo decidió el equipo económico y el presidente de YPF, Horacio Marín, quienes justificaron las bajas porque hubo una caída del valor internacional del petróleo y porque en la época estival, el costo del gas es menor por la reducción de la demanda.
Las medidas llamaron la atención entre los especialistas del sector, ya que hay otros costos de los servicios que siguen subiendo, como los vinculados a la inflación o a la devaluación mensual del 2%. En nafta y gasoil, además, el Ministerio de Economía todavía tiene atrasado el impuesto a los combustibles (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), que podría haber actualizado en mayor medida para mejorar los ingresos fiscales, sin generar un impacto en los valores del surtidor.
También en las tarifas de gas
En las tarifas de gas, si bien el costo baja a partir de la primavera, los usuarios todavía reciben subsidios y no llegan a pagar el valor pleno. “Bajar la tarifa de gas en el periodo estival con el argumento de que el precio baja es como querer bajar el precio de la sidra en el invierno. Si uno estuviera en un régimen de subsidios bien diseñado, solamente pondría los subsidios al gas en el periodo invernal, que es donde se concentra la calefacción. En el resto del año, el consumo del gas es muy bajo y solo se usa para calentar el agua y usar la cocina. Ahí eliminaría los subsidios”, opinó Fernando Navajas, economista jefe de FIEL, especializado en energía.
“En combustibles líquidos, el Gobierno tiene que subir los precios para reflejar niveles de impuestos que sean más altos y compatibles con la tributación eficiente que el sector necesita”, agregó Navajas.
La medida es similar a la que aplicó el año pasado la gestión de Sergio Massa en el Ministerio de Economía, cuando en plena campaña electoral bajó el precio de las tarifas de luz porque había caído el costo de generación eléctrica, pese a que los usuarios también recibían subsidios y no cubrían los costos plenos del sector.
La decisión del Ministerio de Economía
La decisión del Ministerio de Economía se da además en un contexto en el que el Gobierno busca que la inflación mensual converja al 2%, el ritmo al que se actualiza el tipo de cambio oficial, y cuando las encuestas de opinión pública empiezan a reflejar el malestar por los aumentos de servicios públicos.
En detalle, los precios de las boletas de gas y electricidad se componen de tres servicios: el de generar electricidad o producir gas, el de transportarlo a los centros de consumo y el de distribuirlo en cada hogar.
En gas, el Gobierno aplicará una baja del precio de producción de US$3,45 a US$3,10 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector), que compensará la suba de 2,7% en el valor de transporte y distribución. La boleta final, por lo tanto, podría bajar hasta 6% para los usuarios de ingresos altos (N1) y un poco menos a los hogares de ingresos medios (N3) y bajos (N2), donde el valor de transporte y distribución tiene un mayor peso.
Como además baja significativamente el consumo de gas en estos meses, el precio de la boleta va a caer mucho más a partir de octubre, cuando se hace la comparación con el mes anterior.
El costo promedio del gas en la Argentina es de US$4,77 el millón de BTU, que se compone de un valor promedio anual de US$3,50 que se le paga a la producción local (abastece el 90% del consumo anual) y de US$15,50 que cuestan las importaciones promedio de gas natural licuado (GNL) y de Bolivia. Hasta este mes, las industrias, comercios y los N1 pagan el 72% del valor del gas; los N2, el 26%, y los N3, el 32%. El resto del costo lo cubre el Tesoro Nacional.
La baja en los combustibles
Por último, los precios de nafta podrían bajar 1,5% y los de gasoil, 3%, a partir del próximo martes. Esto se debe a la baja del Brent, la cotización internacional del barril de petróleo que se toma de referencia en la Argentina, que cayó 9% en el último mes, de US$80 a US$71. A su vez, permitirá compensar los aumentos en biocombustibles y en los impuestos, que subieron $10,79 para la nafta y $9,55 en gasoil.
Todavía quedan aumentar del ICL y del IDC la inflación acumulada del primer y segundo trimestre del año, lo que implicaría una suba en torno a $139 para las naftas y de $86 para el gasoil, según cálculos de Guillermo Lego, gerente de la Confederación de Entidades de Comercialización de Hidrocarburos y Afines (Cecha).
Fuente La Nación
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