El básquet salteño, sin voz ni voto en la próxima asamblea de la CAB

Más allá del esfuerzo que desarrollan dirigentes, jugadores y gran parte de la familia del básquet por el desarrollo de la disciplina, yacen sobre la superficie irregularidades que dejaron a la Federación Salteña de Básquet (FSB) sin voz ni voto en la asamblea de la Confederación Argentina de Básquet (CAB) que se realizará el próximo 12 de octubre en la Ciudad de Buenos Aires.

A través de un acta que se divulgó la semana pasada, la entidad madre del básquet argentino decidió que once entidades “no integrarán el padrón de afiliadas habilitadas para participar de la asamblea general ordinaria”. La FSB, que preside Gustavo Bordi, está entre las sancionadas por la CAB y por ende no podrá participar del encuentro, y también se señala que no se le permitirá presentar candidatos en caso de que los hubiere.

¿Cuáles son las razones por las que la CAB decidió sancionar a la FSB? El acta que lleva la firma de varios dirigentes menciona faltas sobre los artículos 24 y 105 del nuevo estatuto que la Confederación sancionó en 2020.

El artículo 24 habla sobre la periodicidad de renovación de mandatos que deben tener la afiliadas a la CAB: “El mandato de las autoridades de las afiliadas dura cuatro (4) años y la elección de autoridades de las mismas se realiza noventa (90) días corridos antes de la elección de autoridades de la CAB”.

La entidad salteña actualmente no cuenta con representación legal, está acéfala, hechos que quedaron ratificados por la CAB en el acta del pasado 18 de septiembre.

En tanto, el artículo 105 establece que “las afiliadas deben ajustar sus normas estatutarias locales a lo dispuesto en el presente estatuto antes del 31 de diciembre de 2022”.

A la fecha ninguno de los pedidos establecido por la CAB han sido cumplimentados por la FSB. La afiliada que representa a Salta no ha renovado sus autoridades, situación que se viene postergando desde 2018. Tampoco ha ajustado su estatuto al renovado por la CAB hace ya cinco años. Sobre este último punto hay que destacar que la afiliadas tuvieron tres años para llevar a cabo esa tarea.

Desde la FSB se esgrime el recurso en primer orden de adecuar su estatuto a lo requerido por la CAB y en segundo termino llevar a cabo la asamblea de renovación de autoridades. Pero estos deseos chocan con los mandatos de la Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ), que le solicita a la FSB que primero realice su asamblea y luego la renovación de su estatuto.

La IGPJ ya intimó en dos ocasiones a la dirigencia de la Federación a realizar su asamblea, el primero de esos pedidos se realizó el primero de junio del corriente año. Además en ese pedido se le solicitó a la entidad local que presente “la documentación administrativo contable por los períodos 2010 a 2022”.

La FSB debería en tiempo récord llamar a asamblea, renovar sus autoridades y trabajar sobre el estatuto; una vez llevado a cabo todos estos pasos la CAB deberá aprobar todas las adecuaciones a través de su Departamento de Legales.

Las habilitadas

La únicas entidades afiliadas que están habilitadas a participar en la próxima asamblea de la Confederación Argentina son las de Neuquén, Santiago del Estero, La Pampa, San Juan, Mendoza, Río Negro, Jujuy, Chubut y la Asociación de Clubes de Básquetbol.

En tanto, las federaciones de Córdoba, Entre Ríos, Metropolitana de Buenos Aires, La Rioja y Corrientes cuentan con uno de los dos pedidos (el que refiere al estatuto) de la CAB y si regularizan su situación podrían sumarse a la asamblea del próximo 12 de octubre.

Por último, las que quedaron inhabilitadas son las federaciones de Buenos Aires, Tierra del Fuego, Santa Fe, Misiones, Santa Cruz, Catamarca, San Luis, Formosa, Tucumán, Salta y Chaco.

Este es un duro golpe para el básquet salteño, que históricamente ha caído en períodos de irregularidades, como no llevar a cabo asambleas, no designar nuevas autoridades y no presentar ejercicios contables.

El destino de la CAB quedará en manos de nueve afiliadas, el resto (diecisiete entidades) mirarán de reojo lo que sucederá en octubre, sin derecho a opinar o levantar la mano a modo de aprobación o disidencia.

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