Como todos los años, los devotos de la Virgen celebraron el día de la advocación de la Medalla Milagrosa. Las actividades se desarrollaron en la gruta erigida en su honor en el barrio Antártida Argentina, de Cerrillos.
Fue una semana de intensos preparativos. La misa fue celebrada por el padre Pablo Pagano, quien en habló sobre la importancia de que la gente haga escuchar su voz.
Hace unos 21 años que la gente del lugar honra a la Virgen en esa gruta, que ya se ha convertido en un verdadero sitio de oración y de culto. “De esta manera, tratamos de ofrecerle a Ella lo mejor, nuestro respeto y devoción. Es, además, un espacio para compartir entre vecinos y qué mejor que hacerlo en torno a nuestra Madre”, expresó Matías Sayús García, un joven devoto cerrillano.
La historia de la advocación
Desde la Revolución Francesa (1789) en adelante, una cadena de conspiraciones, revueltas y guerras había alterado el continente europeo, concretándose en una persecución no solo contra el clero sino contra toda la Iglesia. Estas situaciones se prolongaron a través de los años hasta que, en la noche del 18 al 19 de julio de 1830, un misterioso niño apareció en la habitación de santa Catalina Labouré, joven religiosa del convento parisino de las Hijas de la Caridad. El niño se dirigió a la santa y le pidió que fuera a la capilla, donde la Virgen María la esperaba. Tras conversar durante horas, la Virgen desapareció.
No fue sino hasta el 27 de noviembre del mismo año cuando la religiosa volvió a tener una visión de la Virgen. Esta vez, María apareció de pie sobre lo que parecía ser la mitad del globo terráqueo, sosteniendo una pequeña esfera dorada en sus manos y con la mirada dirigida hacia el cielo. Allí le explicó que la esfera representaba al mundo, y de manera particular a Francia. Entonces, la Madre de Dios pidió a Catalina que acuñara una medalla en la que se reprodujera lo que había visto y le prometió que quienes la llevaran puesta recibirían grandes gracias, especialmente si la llevaban alrededor del cuello.
La medalla milagrosa
En el reverso de la medalla aparece la figura de la Virgen aplastando una serpiente como símbolo de triunfo ante Satanás. Los rayos que salen de las manos de la Virgen son el símbolo de su misión en el mundo iluminando a quienes lo pidan.
El símbolo de la cruz y la letra M significa el rol de María como madre de Cristo crucificado. Sobre la cabeza de la Virgen pueden observarse doce estrellas como símbolo de los apóstoles.
Las primeras medallas fueron acuñadas en 1832, con la debida aprobación eclesial. Estas fueron distribuidas por todo París.
Fuente: El Tribuno | Salta