El pasado lunes se conmemoraron 34 años de uno de los eventos más dolorosos en la memoria de Las Lajitas: el naufragio en la finca Santo Domingo, donde el 23 de septiembre de 1990, 20 almas, incluidos niños y adultos, fueron arrebatadas en un fatídico accidente.
Solo tres niños sobrevivieron, entre ellos un bebé de dos años, que milagrosamente flotó hasta ser rescatado cerca de la orilla. Los otros dos, una niña de 10 años y un nene de 12, soportaron horas sobre el bote dado vuelta hasta la llegada de una goma de tractor usada por los rescatistas.
La tragedia náutica de finca Santo Domingo fue la peor entre todas las conocidas en nuestro territorio, pues destruyó a una decena de familias y dejó vacía el aula plurigrado de una escuela rural.
Las víctimas de esta tragedia fueron: Claudia Angélica Coronel (10), Ricardo (13), Omar (12), Javier Toledo (6), entre otros, incluyendo a Matías Martínez (44) y Felipe Parada (34). Los cuerpos fueron velados en la escuela de la localidad, y las familias continúan viviendo con el dolor de la pérdida, sin haber recibido la justicia que merecían.
La represa, hoy inexistente, tenía una extensión de 300 metros de largo por unos 100 de ancho y una profundidad de 7 metros en el centro.
Este año, familiares y amigos se concentraron en la localidad de Las Lajitas para recordar a las víctimas de aquel fatídico hecho. Con un minuto de silencio y oraciones por su alma se buscó “que la memoria permanezca viva en nuestros corazones”, expresó un vecino.
Una tragedia que todavía duele 34 años después
Hace unos días El Tribuno volvió a ese lugar 34 años después. Allí Nelson Galván recordó espontáneamente un detalle aterrador: “Cuando partió la lancha, el agua casi llegaba al borde, y recuerdo que podíamos tocarla con solo bajar el brazo”, dijo. Luego casi consternado aclaró: “El motor se paró, estábamos en el medio, y al detenerse el agua comenzó a inundar el bote. Nos asustamos y allí se produjo el desbalanceo y la vuelta en campana”, relató.
Luego, dijo que salió asido a una soga y que ayudó a su compañera de aula Analía Mejillón a subir al bote. “Eramos solo los dos y estuvimos ahí desde el mediodía hasta casi la noche cuando su tío, que usó una cámara de tractor atada a una soga, nos rescató. Felipe Parada no sabía nadar, pero se arrojó a la represa cuando vio desde la orilla que el bote se había dado vuelta y perdió la vida intentando salvar otras.
El bebé Sergio Fabián Escobar (2) fue hallado vivo por Walter Fernández, trabajador de Santo Domingo, quien lo rescató cuando flotaba gracias a un pañal con bombacha de goma que lo mantenía en superficie.
La memoria de aquel luctuoso acontecimiento se vio sostenida por las páginas de nuestro matutino y así lo atestiguan y valoran los sobrevivientes de aquella tragedia hasta el día de hoy.
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